Uruguay ha impulsado fuertemente la diversificación de fuentes de energía y hoy existe un importante desarrollo de las energías renovables principalmente en el sector eléctrico.
No obstante lo anterior, la matriz energética nacional continúa siendo dependiente de la importación de combustibles fósiles. El agotamiento inminente de estos recursos, la incertidumbre geopolítica que incide en la formación de precios, así como los cuestionamientos ambientales que reciben estos combustibles, ha impulsado fuertemente la búsqueda de nuevas fuentes de energía sustentables desde el punto de vista económico, social y ambiental de aplicación en el sector transporte.
En la actualidad prácticamente todo el etanol producido a nivel mundial proviene de biomasa alimentaria como el maíz y caña de azúcar, siendo muy intensa la investigación sobre la posibilidad de generar biocombustibles a partir de material lignocelulósico o de segunda generación “B2G” (entendiéndose por tal a los que no son producidos a partir de cultivos destinados al consumo humano). En particular en Uruguay, el etanol producido hasta la fecha es de primera generación proveniente principalmente de caña de azúcar o sorgo. A efectos de sustituir el etanol de primera generación por etanol B2G una de las opciones es la producción de etanol lignocelulósico a partir de distintos residuos vegetales como los residuos forestales. Uno de los problemas que se presentan al procesar el material lignocelulósico para la producción de etanol es la accesibilidad de las enzimas al material a sacarificar.
Este proyecto busca: conocer la variación de la producción de azúcares simples utilizando enzimas hidrolíticas comerciales y nuevas -obtenidas en nuestro laboratorio- sobre residuos forestales pre-tratados biológicamente. De esta forma, se obtendrá un sustrato fermentable rico en glucosa para ser utilizado en la producción de etanol mediante fermentación con S. cereviseae. Finalmente, será posible determinar el rendimiento global de la producción del proceso.